Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto / León Cohen: «Debieron pasar largos años de silencio e indiferencia para que el mundo despertara de un sueño profundo y culpable»

COMUNIDAD

La decisión de las Naciones Unidas de recordar el 27 de enero de cada año el Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto, además de acertada y necesaria, es a no dudar una toma de conciencia en cuanto a guardar y preservar a través de la memoria, aquellos desgraciados acontecimientos de la II Guerra Mundial, durante la cual nuestros hermanos judíos de Europa fueron sometidos al despropósito de la destrucción física y espiritual por la bestia nazi.

Debieron pasar largos años de silencio e indiferencia sobre estos brutales hechos, que concluyeron con el exterminio en las cámaras de gases de un tercio de la población judía, para que el mundo despertara de un sueño profundo y culpable y decidiera establecer en la agenda de la conciencia humana la recordación de quienes fueron objeto de un malévolo plan que llevó a la muerte a más de seis millones de judíos, entre ellos, un millón y medio de niños, además de otras minorías “ despreciables”, según el relato de las huestes de Hitler.

Abrir la ventana de los crueles asesinatos, del entorno y forma en los que estos sucedieron, es un reconocimiento al clamor de los sobrevivientes, que gracias a Dios aun nos acompañan y de las heridas que como pueblo judío hemos sobrellevado por estos y otros lamentables sucesos que hemos sufrido en nuestra larga y milenaria historia… una historia significativa en su esencia y valores , que por su fuerza y contenido han sido sostén de una sociedad occidental que, por estos días, lucha contra fuerzas radicales que pretenden hacerla desaparecer.

Recordar hoy a las víctimas del Holocausto y de la historia de la Shoá fuera del marco de nuestras comunidades e instituciones, vale decir, en un espacio público como la Cancillería, es una potente señal del compromiso de Chile y de sus autoridades por hacer trascender las enseñanzas derivadas de esta tragedia. Aunque significativo, requiere sin embargo, de la implementación de iniciativas adicionales que permitan incorporar el ingrediente de la educación en el conocimiento de la Shoá y sus consecuencias, en el marco del imperativo de las Naciones Unidas que insta a los Estados Miembros que elaboren programas educativos que inculquen a las nuevas generaciones las enseñanzas del holocausto, con el propósito de prevenir actos de genocidio en el futuro.

Esta actividad educativa, aun deficitaria en muchos lugares del mundo, podríamos enmarcarla como respuesta al llamado del historiador judío Simón Dubnow quien dirigiéndose a los judíos aún con vida en Riga y en momentos en que era llevado para ser asesinado un 8 de diciembre de 1941, les dijo «Yidn, schreibt!», Judíos, escriban!. Una exhortación a los judíos a anotar todo y legar así lo que estaba ocurriendo O al sentimiento del escritor y químico de profesión, Primo Levi quien frente al olvido y a la mentira, sentía la necesidad y la obligación de seguir contando, pero al mismo tiempo la urgencia de reflexionar sobre lo más oscuro, sobre el modo en que la memoria del que quiere honradamente recordar se va gastando con los años, sobre la evidencia amarga de que no hay cura ni descanso para el que conoció aquel sufrimiento, como se señala en su libro Trilogía de Auschwitz.

Hoy el mundo vive momentos de convulsión e inestabilidad en el que los judíos seguimos siendo víctimas de una campaña antisemita odiosa y bien orquestada, que no discrimina en límites ni recursos, y que ha provocado desesperadas migraciones desde algunos países de Europa. Las informaciones son graves e inequívocas, muchos de quienes practican nuestra fe deben hoy ocultar su identidad para prevenir ser atacados.

Esta oprobiosa campaña ha alcanzado también a Israel a través de actividades, noticias y comentarios maniqueos que apuntan a dañar la imagen de un país ejemplar, cuyos valores están por encima de muchas otras naciones y que, sin embargo, se le pretende apuntar como el factor de inestabilidad universal. Un hecho cierto y ante un mundo silente, es la amenaza de Irán que reiteradamente pregona la destrucción del único y legítimo Estado Judío. De hecho, hace tan sólo unos años el entonces Presidente Iraní, Mahmoud Ahmadinejad, señaló sin tapujos que Israel es “una mancha nefasta” que “debería ser borrada del mapa”. ¿Cuál fue la reacción del mundo? ¿Cuál fue la reacción de nuestro país?

En relación al Holocausto, el mismo que conmemoramos hoy, los medios recogen hace justo un mes, declaraciones de la misma autoridad, quien dijo textualmente: “Ellos han inventado una leyenda en la cual los judíos fueron masacrados y la pusieron por encima de Dios, las religiones y los profetas. En Occidente se le ha dado mayor significado al mito del genocidio judío, aún más que a Dios, la religión y los profetas”. ¿Cuál fue la reacción del mundo? ¿Cuál fue la reacción de nuestro país?

Pero no sólo hay palabras sino hechos, como la clara responsabilidad judicial de Irán en el atentado a la Mutual Israelita de Argentina (AMIA), en 1994, que dejó más de 100 muertos. Frente a los más de 21 años de impunidad frente a este crimen ocurrido en un país que tiene frontera con Chile ¿Qué hace el mundo? Qué hace nuestro país?

Los judíos del mundo y de Israel, buscamos la coexistencia como elemento social de convivencia, pero pareciera que no se nos permite practicarla. ¡Una situación inconcebible! que no resiste argumentación alguna. Por qué tanto odio, preguntamos. La respuesta no está en nosotros, sí en aquellos que han convertido la práctica antisemita en una especie de paliativo a sus problemas y a los problemas del mundo. Los judíos no nos sentimos responsables, más bien orgullosos contribuyentes a la solución de ellos con aportes en la ciencia, el arte, la cultura y la lucha por la democracia y los derechos humanos, como por ejemplo Rene Cassin, principal redactor de la declaración universal de los derechos humanos, y Premio Nobel de la Paz.

Este sólo acto en el último rincón del planeta, pretende ser un acto de recordación, pero también de esperanza. Este país ha sido como vemos hoy, con estas vidas humanas increíbles y su descendencia, un verdadero asilo contra la opresión. Ha permitido que la vida triunfe sobre la cultura de la muerte, que el espíritu venza la fuerza irracional del odio inmisericorde. Es lo que en especial hoy hemos querido relevar con la presencia no sólo de los sobrevivientes de tanta barbarie, sino también con quienes son la esperanza de una humanidad más sana, diversa y por qué no decirlo, amorosa.

Este es el mensaje que nos llevó a destacar a alguien muy especial.

Hoy, en este solemne acto, ofrecemos como Comunidad Judía de Chile un sincero y fraterno reconocimiento a María Angélica Puga Phillips, otorgándole la distinción “Luz y Memoria” por su trabajo de investigación sobre su bisabuela, María Edwards Mac Clure, única mujer chilena consagrada como Justa entre las Naciones por Yad Vashem. María Angélica es autora del libro “Buscando a María Edwards” cuyo lanzamiento oficial tuvo lugar apenas hace unas horas en un acto académico en la Casa Central de la Pontificia Universidad Católica de Chile. “Lo único que sabíamos de mi bisabuela, dice María Angélica en su libro, es que durante la Segunda Guerra Mundial escondía niños judíos bajo su capa para salvarlos de la muerte a manos de los nazis”. Su lectura nos lleva a conocer la apasionante historia de María Edwards McClure, una chilena radicada en París que desafiando a la Gestapo no dudó en poner en riesgo su vida para salvar a muchos niños que, si no fuera por ella, hubiesen muerto en las cámaras de gas.

María Angélica en su intento de rescatar la memoria de su bisabuela realizó una profunda investigación y búsqueda de aquellos protegidos por María Edwards, que logró ocultar, y que hoy ya alcanzan los 80 años.

En un mundo lleno de intolerancia, hipocresía, violencia y desigualdad, seres humanos de bien como María Edwards y su bisnieta María Angélica, son un símbolo de justicia, paz y sobre todo de esperanza, de que este mundo puede ser mejor para todos.

¡Muchas gracias!

 

(Discurso del Presidente de la Comunidad Judía de Chile, León Cohen durante acto realizado el 27 de enero de 2016 en el Ministerio de Relaciones Exteriores).

 

Suscríbete a nuestroNEWSLETTER

Ingresando tus datos aquí, y recibirás noticias y novedades de CJCH en tu mail.