«Moshé Nes El (Arueste),[z.l]: la partida de un gran hombre

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Por Ana María Tapia Adler

“El escribir una autobiografía es un privilegio que tienen aquellas personas que cumplen 80 o más años. Estando muy cerca de esa edad, comienzo a preparar la mía.

Muchas veces, cuando debo visitar un cementerio y observo los centenares de tumbas que existen, pienso que cada una de esas personas tuvo una vida larga o corta, tuvo experiencias y vivencias y hoy día solo queda de eso, su nombre escrito en mármol en su tumba.

Tal como ellos, yo soy uno más y me pregunto el por qué decidí escribir este libro.

Primero porque he vivido una época apasionante, he sido testigo de una gran parte de los acontecimientos del siglo XX, e incluso de los primeros años del siglo XXI. En este tiempo viví experiencias intensas.

Segundo, he vivido muchas aventuras, conocido a mucha gente, he fracasado muchas veces y otras he tenido éxito.

Tercero, muchos amigos que han compartido parte de mi vida, me instan a escribir esta autobiografía, pues en cierta forma es una foto de una época y de gente, que como yo, están yéndose o se irán…”

Así se inicia la lectura del texto que tuve el privilegio de leer hace unos meses atrás, cuando mi buen amigo Moshé Nes-El me hizo entrega del escrito porque yo fui una de las tantas personas que siempre le pidieron que escribiera su autobiografía, a lo que él se resistía… hasta que, finalmente, para fortuna de quienes quedamos, decidió a escribirla.

Moshé fue, desde su juventud, un idealista, betarí hasta la médula, madrij por excelencia y maestro de vocación, sionista realizado y amigo de sus amigos. Los que fueron sus janijim comentaban su tesón, su rectitud y su entrega no solo del ideario del movimiento sino también de la pasión con que insuflaba en ellos el amor por la tierra de Israel a la que él mismo, enfiló sus pasos para vivir en ella y trabajar por ella y por el judaísmo.

Maestro destacado, investigador serio, periodista,  escritor avezado, gran conversador  y poseedor de un fino sentido del humor, Moshé supo vivir plenamente, gozar de las pequeñas cosas de la vida y volcarse con pasión a la enseñanza de la historia judía en general y de la historia del judaísmo chileno en particular. Prolífico autor de  textos históricos, poemas, novelas y artículos periodísticos, viajero incansable y presencia obligada en congresos en los que presentaba el resultado de sus investigaciones.

Moshe Nes El ya en vida era una leyenda, sus historias se contaban entre los que fueron sus janijim en la lejana época de los inicios del  Betar en Chile, anécdotas que esos mismos janijim traspasaron a sus hijos y éstos, a su vez, a los suyos. Para muchos, su hogar era parada obligada en la hermosa Jerusalem a la que amaba y donde se podía gozar de una reconfortante y cálida conversación, matizada de chistes, refranes y canciones antiguas.

Como el mismo escribiera fue “testigo de una gran parte de los acontecimientos del siglo XX, e incluso de los primeros años del siglo XXI”.

Del mismo modo como esos acontecimientos perduran en la memoria y quedan en las páginas de la historia, su figura seguirá presente en el recuerdo de sus familiares, alumnos, janijim, colegas  y amigos​ que tuvimos el privilegio de conocerlo.

Tihiyé nishmató tserurá bitsror hajayim, amén

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