Condominio Carmel. ¡Ganas de Vivir!

Vida Comunitaria

Pasión y convicción encierran sus expresiones. Particularmente cuando hablan de su trabajo y los resultados de su acción profesional. Se trata de las profesionales Silvia Benquis y Carolina Andrade, kinesióloga y terapeuta ocupacional, ambas muy jóvenes, quienes cuentan con satisfacción y orgullo institucional los notables avances que han experimentado los programas de rehabilitación y de terapia ocupacional en el Condominio Carmel donde trabajan a la luz del mejor vivir de sus residentes.

Ambas herramientas, dicen, se aplican “desde el amor” y el conocimiento de cada quien de entre los habitantes de Carmel, con el objeto de evitar su pasividad y facilitar las “fortalezas dormidas y la auto valencia en el mayor tiempo posible”. Todo ello, agregan, para que “nuestros adultos mayores se hagan más independientes” , condición que promueve las ganas de vivir.

El equipo de rehabilitación de Carmel desarrolla actividades físicas y de rehabilitación, estas últimas destinadas a un pequeño grupo seleccionado de residentes con escasa o nula movilidad. Los cambios observados desde su estado original son sorprendentes. Una de las residentes, cuenta Silvia, “hace un año y medio no lograba una flexión de hombro que la limitaba en sus  quehaceres diarios como peinarse. Hoy, a través de indicaciones básicas de cuidado y acondicionamiento físico, paulatinamente ha movilizado sus brazos hasta lograr cooperar en sus actividades, volviendo a hacer lo que antes la limitaba”.

A otro residente, hace sólo meses se le diagnosticó el mal de Parkison, enfermedad que lo limitaba físicamente hasta no poder caminar. “Mediante una rigurosa asistencia a las actividades físicas que ofrece el Condominio Carmel, junto a un entrenamiento personalizado, logró caminar con ayuda de un andador, sorprendiendo a todo el Condominio. Hoy baja desde su habitación a almorzar sobre sus dos piernas”, dice Silvia.

Un tercer ejemplo de la efectividad de este programa está radicado en el caso de una persona que estaba desahuciada, absolutamente dependiente de su asistencia para todas las actividades de su vida diaria básica. “Después de un largo tiempo de trabajo junto al equipo médico, camina con su asistente del brazo, se alimenta en forma independiente y asiste a todas las actividades del Condominio con gran entusiasmo, siendo cada día una mujer más activa y participativa”, asegura.

Desde la terapia ocupacional, por su parte, el Condominio Carmel contribuye a dar más vida de calidad a sus residentes, mediante la implementación de actividades sensoriales y de estimulación cognitiva básica, así como a través talleres de ergoterapia y reminiscencia, entre otros, que permiten mantener habilidades y conexión con el medio, estimular la atención y la concentración, y mejorar las habilidades sociales cognitivas como, asimismo, la autoestima.

En torno a estos objetivos, se suma un permanente programa de capacitación de los asistentes de los residentes bajo la premisa de un nuevo concepto geriátrico dirigido a erradicar el reposo absoluto.

En Carmel hay satisfacción por estos logros, y en sus residentes, alegría de vivir.

(Marcos Levy, Revista Shalom)

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